miércoles, 19 de septiembre de 2007

¿Necesitas una disquera?

¿Necesitas una disquera?

El día de ayer tuve el gusto de participar en un panel dentro de la Latin Alternative Music Conference que se llevó a cabo en el Salón Vive Cuervo. El tema a exponer y discutir fue: "¿Necesito una disquera?", y dentro de los panelistas estuvieron Camilo Lara (director de EMI), lván Morales (Warner), Héctor Mijangos (Noiselab), Lynn Fainchtein, Alberto Moles (Popartmusic - Argentina) y un servidor en representación de Astro Discos. También participó como moderador Miguel Solís, titular del programa de música en español de Reactor 105.7 fm

A continuación me he permitido transcribir lo que en su momento me permití leer a los asistentes, en su mayoría músicos y bandas independientes que, seguramente, día a día no sólo se preguntan si necesitan una disquera, sino también si el camino de la música es el correcto.

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¿NECESITO UNA DISQUERA?

Primero que nada, estoy realmente agradecido por la invitación. Estar en
este panel me supone un gran honor, pues a mi alrededor hay personas con una inmensa experiencia en el mundo de la música y yo apenas soy un principiante. Gracias por compartir su aprendizaje.

Yo desde chico me imaginé en esto, pero no fue sino hasta hace cuatro años que di el paso. La decisión de ser lo que soy y de haber llegado aquí, ha significado la prueba más importante de mi vida, un cambio absoluto de mis hábitos y una renovación profunda de las creencias que adopté mientras fui educado. Admiro de corazón a los músicos y los alabo, se requiere de un gran valor para decirle al mundo quién es uno, y ustedes lo hacen con su trabajo.

Siempre quise hacer un disco, pero siempre lo vi muy lejano. Desde niño fui un alumno destacado, pero nunca aprendí a escribir ni a leer música, que es lo que más amo. De profesión soy abogado, y hasta hace unos años gran parte del día lo pasaba en el tráfico, corriendo de tribunales a juzgados y de ahí al despacho. Pero en el coche me convertía en cantante, y mientras más tiempo estuviera atorado en el periférico, mejor.

Después de muchas aventuras, que otro día les contaré, llegué a la conclusión de que tendría mi propia disquera para editar mi propio disco, el cual grabé hace sólo dos años con un amigo, también abogado. Sólo de imaginarme a la cantidad de payasos que me iban a batear, preferí evitarlos.

Estaba en España, estudiando una maestría en ciencias afines al Derecho, mas no finas, cuando literalmente toqué la puerta de Astro Discos para decirles que me gustaban dos grupos de su catálogo: La Habitación Roja y El Columpio Asesino. Los vi en vivo en algún bar de Madrid y los visualicé en México tocando. En verdad me gustaron mucho y pensé que podrían gustar por acá.

Sin tener la menor idea de lo que implicaba, o de cómo se hacía, le propuse al dueño del sello lanzar sus discos aquí en México, y él, no sé por qué, respondió que sí sin dudarlo. Sería que puse cara de experto o que me vio el entusiasmo, pero ahí venía yo de regreso a este país con la tarea de editarlos.

Afortunadamente escogí bien, La Habitación Roja y El Columpio Asesino gustaron. Llegando a México busque en Internet los teléfonos de las estaciones de radio y pregunté por los encargados, que después de varias llamadas descubrí que los llamaban programadores, aquellos seres que odiamos si nos ignoran y que amamos si nos hacen caso, porque cuando oyes tu canción sonar en el radio sientes algo más que un orgasmo.

Después aprendí que también necesitaba hablar con gente de las revistas y los periódicos para que escribieran de los discos, y además que sus reseñas debían publicarse cuando los discos estuvieran perfectamente distribuidos en tiendas, si es que estaban perfectamente bien maquilados.
No tenía la menor idea de eso y de muchas otras cosas, pero de una manera natural, derivada del trabajo, los conocimientos fueron llegando y después los contactos. No es que ahora viva al cien por ciento de esto o que sea millonario, pero ahí voy andando en el camino que siempre quise andar, con unos diez discos editados (entre ellos el mío) y un libro bajo el brazo.

A donde quiero llegar con todo esto, es a un lugar dentro de cada quien que se llama confianza. La confianza es un estado interno y gracias a ella podemos llegar afuera a donde queramos. No dependemos de nadie más que de nosotros mismos para ir ahí, es cuestión de creer y de expresarlo. Los recursos, las herramientas y la información las llevamos dentro, es sólo cuestión de concentrarse y utilizarlos. Los sueños están al alcance de nuestras manos.

El necesitar o no una disquera es una cuestión accesoria, lo primero es confiar que solos o acompañados llegaremos a donde tanto deseamos. Ese es el punto de partida. También considero importante que los grupos vean a las disqueras como un medio y no como un fin y para ello es necesario tener claro el objetivo.

Definitivamente los grupos y los artistas que comienzan, pueden favorecerse de la estructura de un sello, de sus contactos y del know-how con que cuenta una empresa discográfica, pero también es cierto que en estos tiempos modernos la mayoría cuenta con el poder y los medios para hacerlo de una manera autosuficiente. Una vez que arrancan los proyectos (porque no todos logran siquiera empezar), las necesidades las va marcando el funcionamiento, y entonces sí puede llegar un momento en el proceso en el que sea fundamental trabajar con una disquera que impulse al grupo a otras dimensiones y niveles.

Gracias y suerte.

FJ Koloffon.

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Deseo que estas palabras, que son mi experiencia, sirvan de algo.

Saludos,

FJ Koloffon

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